|
La Escalera de Jacob
A los diez Atributos Divinos se les dieron varios nombres simbólicos de acuerdo a sus cualidades. La primera y la más alta era Keter, la Corona, fuente de todo. Después vinieron a ambos lados las dos supremas, Sabiduría-Hockmah y Entendimiento-Binah.
Estas correspondían al cerebro de Adán Kadmón. Más debajo de estas dos Sefirot, en los pilares exteriores, Juicio-Gevurah y Misericordia-Hesed, los principios emocionales del miedo y del amor. Estas constituían el corazón del Adán Primordial. Más abajo y entre estas dos está Tiferet-Belleza, simbolizando el eje al centro del reino Divino. Esta estaba en la columna central de la Gracia descendiendo de Keter, a mitad de camino y entre la parte de arriba y la parte de abajo del Arbol Sefirótico. Bajo el plexo solar del primer Adán (Tiferet) iban las dos Sefirot de la Acción, Hod y Nezah. Estas son usualmente traducidas como Gloria y Victoria, pero esto puede ser engañoso ya que las raíces de sus palabras significan, respectivamente, "tremolar o vibrar" y "repetir o ciclo".
Algunas veces se ven como las manos o piernas de Adán Kadmón. Las dos últimas, en la columna central, son Yesod, Fundamento y Malkut-Reino. El primero representa al sexo, para algunos kabalistas, y la mente ordinaria para otros, mientras que la Sefirah que se encuentra hasta abajo se ve como la suma total de todas las demás, o como el vehículo Divino o como el cuerpo en su totalidad.También está la no-Sefirah Daat-Conocimiento, que ocupa el espacio central bajo las tres supremas. A ésta se le considera como el lugar de Ruah ha Kodesh, El Espíritu Santo, algunas veces llamado la voz del Logos -La Palabra de Dios.
El mundo de lo Divino sostiene el pasado, el presente y el futuro. Es el reino sin tiempo, ya que todo está contenido dentro de la totalidad del Eterno Ahora. Sin embargo, para que Dios pueda contemplar a Dios, tiene que haber una extensión de la Existencia, de otro modo no habría tiempo o espacio en los que todas las dimensiones de la Divinidad pudieran experimentarse. Tiene que haber movimiento, un salirse de lo potencial a lo actual. Esto iba a generar un modo de multiplicidad desde el mundo primordial de la Unidad, que se desarrollaría a medida que se extendía la Existencia, un incremento en la diversificación que eventualmente buscaría regresar a una unión con su origen en el Uno, El Anciano de los Ancianos, como era llamado el Absoluto.
De acuerdo con la tradición, cada una de las veintidós decoraciones de la Menorah de siete brazos, tiene una letra hebrea asociada a ella. Ellas representan las conexiones entre las diez Sefirot. Las letras forman palabras y las palabras oraciones y así sucesivamente. En esta forma varias combinaciones del Aleph-Bet traen a colación la diferenciación. Cuando el Creador dijo, "Hágase la Luz" esto precipito la Creación en la cual la división del Día y de la Noche estableció dos pilares exteriores, positivo y negativo, pilares de un nuevo universo inferior. En el Segundo Día, vino la separación del firmamento o la extracción del cosmos de la Creación-Beriah del reino de la Emanación. Así, los tres primeros mundos inferiores comenzaron a surgir. El Tercer Día, añadi Agua y Tierra al Aire de la Creación y al Fuego del mundo Divino. Este día también estableció "Vida" en la manifestación de las plantas. En el Cuarto Día, aparecieron las luces celestiales y los ritmos cósmicos, mientras que el Quinto Día vio la creación de las aves del Aire y de los peces del mar. Los arcángeles vivían en la Creación, que es un mundo gaseoso, mientras que los ángeles iban a existir en la Formación-Yezirah, que es un universo fluido. Al Sexto Día vinieron las bestias del campo, las criaturas sólidas atadas a la Tierra, y un segundo Adán "Espiritual". El último día fue destinado por el Creador al descanso y fue el primer Sabbath dedicado a reflexionar sobre Beriah.
Fuera de este mundo de las Ideas Beríaticas, como le llamarían los platonistas, vienen los siete vestíbulos del Cielo que figuran mucho en la literatura Hekalot. Aquí es donde se encuentra la esencia de toda criatura. Sus "formas" van a hacerse manifiestas en el siguiente mundo de Yezirah, que ahora va a surgir. Aquí en el Jardín del Edén se encontraba toda forma y tamaño de piedra, planta o animal que eventualmente iban a poderse ver en el reino de la Naturaleza. Fue en el mundo de la Formación-Yezirah que el andrógino Adán Espiritual se dividió en las dos almas gemelas de Adán y Eva. Aquí residieron hasta que fueron tentados y tuvieron que descender al mundo inferior de la Manifestación Material Assiah, donde las entidades mineral, vegetal y animal entraron dentro de los cuatro estados de la materia. Aquí el tiempo era el "presente", transitorio, siempre en movimiento, siempre cambiante en contraste con el Eterno "Ahora". Y, sin embargo, aún encasillados en espíritu, psique y cuerpo, Adán y Eva contienen una chispa de la Divinidad y la posibilidad de la redención.
Cuando Jacob soñó con una gran Escalera que se extendía de la Tierra hacia arriba, hacia lo alto, vio la Gran Cadena del Ser.
También vio Melechai, mensajeros, que subían y bajaban, indicando dos procesos -uno que viene de arriba y otro de abajo. Algunos kabalistas ven esto como el descenso de las almas hacia la Tierra para nacer y su ascenso después de la muerte. Otros, miran esto como el regreso al Divino. La Kabalah nos enseña que cada ser humano es una célula en el cuerpo de Adán Kadmón que desciende como un ser inocente hacia los tres mundos inferiores para adquirir experiencia para eventualmente reunirse con el
Divino Adán e impartir lo que ha recibido. Este proceso deberá continuar hasta que Adán Kadmón esté consciente de cada rinconcito y rendija de la Existencia. En esta forma los tres mundos inferiores se convertirán en un reflejo que se sintetizará dentro de una sola imagen Auto-consciente. Ayudar a que esto se lleve a cabo es el blanco de la práctica kabalística. Algunos tradicionalistas le llaman Tikkun o "restauración", otros hablan de ella como la redención. El objetivo es el mismo, la evolución
individual y colectiva. Angeles y DemoniosDe acuerdo a la Kabalah, hay una profunda diferencia entre las entidades angélicas y los seres humanos. Los primeros fueron creados durante los primeros Siete Días, mientras que la humanidad existía antes que ellos como chispas de la Divinidad. Esto le dio a los humanos la habilidad especial de operar en cualquier nivel. Los ángeles y los demonios, sin embargo, fueron confinados a mundos y funciones específicas porque no tenían libre albedrío para hacer lo que quisieran. Si lo hubieran tenido, habría un caos total en el universo. Un mito kabalístico ilustra el por qué.
Cuando el Creador les preguntó a los ángeles su opinión de qué deseable sería crear a Adán, aquellos que se encontraban en el lado derecho misericordioso del Cielo dijeron que sería bueno, mientras que aquellos que se encontraban en el lado izquierdo del juicio lo consideraron mal. Cada grupo lo vio solamente desde su punto de vista como los seres humanos optimistas y pesimistas ven la vida de acuerdo a sus temperamentos. Lucifer, como ya se sabe, objetó la introducción de Adán a la Creación, mientras que el Gran Miguel y Gabriel, que también sostienen posiciones centrales aunque a un nivel inferior en la jerarquía angélica, dijeron que Adán añadiría gloria a la Existencia.
Cuando los poderes angélicos rebeldes abandonaron el Cielo, su deseo de destrucción se convirtió en su función vital, ya que alguien en el sistema universal tiene que tomar la tarea de romper y destruir cualquier cosa que sea redundante, mala o muerta. Así como las bacterias y los zopilotes tienen su lugar en el descarte de la materia decadente de la Naturaleza, así los demonios tienen la tarea de descomponer elementos no- físicos así como situaciones enfermizas o que se están muriendo. Esa es la razón por la que Satán algunas veces es llamado el Angel de la Muerte. Los kabalistas evitaban encuentros con dichas criaturas siniestras a lo largo de sus excursiones a los reinos invisibles. Sin embargo, a Lucifer no se le evita tan fácilmente. El papel de Satán es el de probar la integridad de los místicos tentando el lado oscuro de sus psiques o inflando cualquier soberbia espiritual. El Libro de Job trata acerca de este examen. Las entidades angélicas inferiores son los espíritus de la Naturaleza. Estos tienen a su cargo lugares como ríos, bosques y montañas y las especies de las plantas y de los animales. También existen los elementales que son responsables por el tiempo. Cada deva tiene marcada su ocupación en la frente. Esta siempre termina con la palabra El-Dios, para recordarles a quién sirven. Así el ángel que manufactura la nieve se llama Shalgiel, mientras que el ángel de los rayos se llama Barakiel. Estos seres solamente pueden actuar si las condiciones son propicias para su manifestación.
Los seres angélicos superiores se encuentran organizados en huestes del pilar derecho, izquierdo y central. Se subdividen en cohortes y legiones con rangos de mando oficiadas por los arcángeles. Mucha de esta información ha sido transmitida desde el tiempo del exilio de Babilonia, sin embargo, un conocimiento considerable fue coleccionado en los ascensos místicos a los vestíbulos Hekalot por los conductores de la Merkabah de escuelas posteriores, como aquellas de los Fariseos, de los sacerdotes
y probablemente de los Esenios. Algunos de ellos describen sus visiones de los angélicos como seres alados enormes, ruedas cósmicas con ojos, como rostros luminosos y voces sin cuerpo. Los mundos de la Formación y de la Creación tienen una población tan variada como cualquier habitat de la tierra.Los arcángeles más conocidos son Miguel, Gabriel y Rafael. Ellos cuidan las puertas del Cielo y llevan a cabo funciones particulares. Miguel es el capitán de las Huestes Celestiales y el alto sacerdote del Templo Celestial mientras que Gabriel es el ángel guardián original y el que anuncia la Voluntad Divina. Rafael representa el principio de la curación espiritual. También existen las llamadas Cuatro Santas Criaturas Vivientes. El que tiene forma de un Hombre representa lo Divino, mientras que el que parece un águila simboliza a la Creación. El arcángel leonino cuida del Edén mientras que el Gran Buey alado supervisa el reino físico.
Estos cuatro guardianes espirituales oscilan alrededor del Trono del Cielo, mientras que una entidad arcangélica llamada Sandalfón actúa como intermediario entre todos los mundos. Se dice que esto se debe a que Sandalfón es otra manifestación de Metatrón, pero en un nivel inferior, ya que su nombre significa "co-hermano" o "co-operador". Dice la leyenda que Sandalfón hace guirnaldas con las oraciones y se las lleva al Santo. Esta posición única es posible ya que, la tradición añade, Sandalfón es tan alto que se extiende por toda la Escalera de Jacob. Todas estas historias están llenas de implicaciones esotéricas. Por ejemplo, para el Zaddik o el ser humano justo, Dios es todo oídos, esa es la razón por la cual mucha gente común y corriente le pide al santo o al sabio que pida en su nombre. Esto se debe a que tienen la habilidad de penetrar los mundos superiores y tocar el nivel Divino.
Dicha capacidad es posible para el individuo desarrollado que es el microcosmos de la Existencia, "El Rostro dentro del Rostro", como le llaman algunos kabalistas.
Pagina inicial
|